Acompañando la acción de un tono cordial e instrucciones
sobre su respiración, iremos concentrando al niño en el objeto consiguiendo que
se calme. Poco a poco iremos haciendo consciente al niño de la relación
que hay entre despejar la mente, cuidar la respiración y la reducción del
miedo, el estrés y la ansiedad. Con el tiempo, te sorprenderás al ver al calmar al niño de
motu proprio, observa este la botella para pensar sobre sus acciones. Igual que
el yoga, la meditación, mirar una vela, las técnicas de relajación y tantas
otras herramientas utilizadas por los adultos para controlar el estrés, el
frasco de la calma comparte con estas su metodología y objetivos.
La botella de la calma es una herramienta fantástica para
ayudar a relajarse a los niños y la expresión saludable de todas las emociones (conflictos, rabia, tristeza y miedo). También
se llama botella de la paz, e incluso, botella mágica. Está elaborada a partir
de purpurina, y su objetivo es ayudar a los niños a manejar sus sentimientos.
Funciona como una terapia para los niños.
Cuando el niño la agita, observa cómo la purpurina se mueve
de forma descontrolada, como sus emociones cuando se enfada o se siente
frustrado. En ese momento, el adulto puede decirle que recuerde cuándo se
siente así, como esa purpurina que se agita con fuerza. Cuando la purpurina
comienza a caer lentamente al fondo, el nerviosismo pasa y el niño consigue
relajarse. Al concentrarse en la lenta caída de la purpurina y sus formas, se
genera una orden inconsciente que comunica al cerebro que disminuya la
agitación. Poco a poco se crea una relación entre este patrón visual y la calma.
El frasco de la calma es una herramienta que les ayudará a
crecer felices. No debe ser usado como amenaza o
castigo tipo
al “rincón de pensar”.

